Relato 07 - Ciudad Lucero
Ciudad Lucero
El detective, ajedrecista y escéptico Nilman, se encontraba en medio de una partida de ajedrez, ya pasaba la media noche, su oponente era un antiguo colega, los movimientos habían sido fluidos, pero llegaron al punto en el que hay que dejar paso a la introspección. Nilman, se manejaba en un plano diferente al de los demás investigadores del departamento de policía, se movía a un nivel conjetural entre hipótesis y cálculos,alto, delgado, frío, irónico, ingenioso e intelectualmente inquieto.
Nilman observó como su alfil blanco era capturado cuando su móvil sonó.
–si.
Continúo analizando sus piezas. – Señor, un nuevo asesinato, las mismas circunstancias, se requiere inmediatamente su presencia- dijo la voz de su interlocutor. –Nilman se levantó, tomó su sombrero y su oponente le sonrió.
Las extrañas circunstancias ocurrían en la mística y enorme ciudad Lucero, Nilman estaba al frente de una investigación de al parecer un brutal asesino en serie, el cual rodeaba la escena de su crimen de una aura extraña a base de simbolismo, los cuerpos eran desnudados y dejados sin vida sobre el suelo, en una estrella de 6 puntas correspondiente al tetragrammaton dibujada con la sangre de la víctima, algo así en posición tipo hombre de Vitrubio. El arma empleada, al parecer una hoja muy afilada por los cortes que presentaban las hasta ahora tres víctimas, pero se desconocía como perdían la vida, las heridas no eran mortales.
Su compañera de trabajo, la oficial Kayla, una joven de 29 años muy atractiva de blanca piel, con una estructura ósea fuerte, los ojos juntos ynegros, había estado sumida en la investigación hasta el agotamiento. Nilman ignoraba como se las ingenió para dar con la información de una antigua secta dormida hacía mil años, que practicaba tales rituales en sacrificios, quería dar a entender que había renacido o el asesino era un fanático de esta.
Nilman estacionó su sedán fuera del edificio, sede del nuevo crimen. Hacía un terrible frío pero le agradaba un poco, su compañera Kayla levantó la mano para indicarle el camino – tarde como siempre ¿será la edad? – bromeo esta. Entraronal chalet de dos pisos, en la planta alta Nilman presenció el terrible y críptico ritual, el hombre desnudo sobre la figura del tetragrammaton, los cortes en el cuerpo de la victima, veladoras, el escenario de una escena de terror y un mensaje escrito con sangre en una pared:
Con arte oscuro
Invoco a las criaturas elementales que pueblan las regiones del fuego, aire, agua y tierra.
Kayla se tomó la barbilla con su mano derecha a modo de analizar la situación.
– Se supone que con este simbolismo tiemblan los demonios, pero al parecer, aquí son invocados.
Nilman mantuvo su rostro sin expresiones ante el comentario. –Querida ¿insinúas que nuestro asesino es un demonio? –Preguntó,a lo que su compañera devolvió. –Claro que no querido, podrían ser varios demonios.
Kayla sonrió, le gustaba fastidiar la postura rígida que había tomado últimamente su compañero. (La verdad es que me sirve para entender la situación ya que creo, he llegado a algo de comprensión) Kayla pensó.
Nilman intuyó por la expresión en el rostro de su compañera, que había dado con algo, (que diablos te traes entre manos querida) no dudaba del asombroso razonamiento e intuición de la oficial
– Dime querido compañero ¿en que parte de la partida estamos?
Nilman conjeturó, que esa pregunta abriría un debate interminable. (Definitivamente esta noche no me dejara en paz)
- Compañera, supongo que iremos por un café.
- Al mismo de siempre por favor.
Aún dentro de la cafetería, Kayla tiritaba de frío con los 14 grados bajo cero que esa madrugada atormentaba a los habitantes de Ciudad Lucero.
- Qué te parece un maldito psicópata aficionado a la secta de diablo- mencionó Kayla.
- Posible, posible –contestó Nilman con el razonamiento de un Holmes- pero poco interesante.
- Claro es mas complicado ¿que tendrán que ver un padre, un juez y unprofesor entre si? ¿Cuál es la maldita relación?
- Dime de una vez que es lo que no me has querido decir, querida compañera.
- Es que, creo que nos acercamos, no estaba segura pero un contacto que puse a estudiar el tema, un teólogo, dispone de cierta información, algo más clasificada sobre la secta. –Nilman se abstuvo de interrumpir, a pesar de la mención de una secta. –Mi querido escéptico, esto te va a encantar, resulta que cada 100 años después de que la secta desapareciera hace un milenio, o más bien se ocultara, a habido una especie de partida de ajedrez entre un hombre líder del grupo y el mismísimo demonio.
Nilman no pudo evitar algo de asombro por más disparatada que fue la explicación de su compañera.
- Y eso quiere decir.
- Qué ha iniciado de nuevo.
- ¿Qué un psicópata se esta basando en esta secta?
- Supongo que si.
- Tenemos que interrogarlo oficialmente.
- Te encantará donde vive, es un antiguo museo.
Nilman preguntó. -¿De verdad?
Nilman sintió esa mirada de una chica a punto de enamorarse, él tenía 45 años y entre otras cosas hacia tiempo que tales tipos de sentimientos le abandonaron.
- Querida te llevaré a tu casa para que descanses, nos veremos en unas pocas horas en una junta, después, deberíamos visitar a tu contacto ¿has hablado de esto con alguien más?
- Obvio no, solo con el intrépido Nilman, y no quiero un aventón, ya que no entraras a mi casa, tomaré un taxi esperando que el chofer sea algo chulo y ligármelo un rato.
Kayla dejó la cafetería, Nilman pago la cuenta, hizo una llamada mientras salía y encendía un puro. Dejó que los acontecimientos ocurrieran, luego volvió a su departamento y observó el ajedrez sobre la mesa en la sala, se puso a estudiar algunos movimientos mientras pensaba en como resolver el caso, le dio vueltas y sin dudar demasiado, tomó una firme decisión sobre como acabar con este asunto.
La oficial Kayla se encontraba en un cuarto oscuro, miró las veladoras y sintió lo rígido de su cuerpo, intentó gritar ante la figura que acababa de aparecer enfrente, un hombre con cabeza cordero y cuernos, una terrorífica quimera que sostenía un cuchillo, no podía moverse, una mano se alzó sosteniendo una hoja opaca, la cuál comenzaba a hacerle cortes, el dolor se hizo insoportable, entonces despertó y tardo largos cinco minutos en reaccionar para tomarlo como un simple sueño.
Comprobó que durmió algunas tres horas, lo difícil fue dejar lo caliente de la cama, (maldito Nilman desearía tener su resistencia al frío, aunque no le afectan muchas cosas, en fin a dejar de pensar en cosas imposibles) preparó café y desayunó un sándwich.
Tomó su celular y marcó el número de su contacto, un teólogo que al parecer se aficionó con el tema, mandaba a buzón, después de tres intentos más desistió. Llegó a la oficina del departamento de policía y se encaminó a una junta ya avanzada.
Kayla escuchaba los comentarios y deducía lo tormentosa que resultaba la investigación para muchos de los presentes, el director del departamento estaba hasta los cojones, hablaban de los motivos de un asesino. –Un psicópata no necesita muchos motivos. – Dijo Nilman en su habitual retorcido sentido del mundo, incluso le preguntaron por sus avances pero este se enfrascó en la descripción de una antigua partida de ajedrez, a lo cual le tiraron de loco (bueno, el gran Nilman se puede permitir eso y más) pensó kayla. (Tan celoso de su trabajo, que hombre tan complicado) En esto decidió que estaba perdiendo su tiempo, mejor ir a ver a su contacto y dejó que Nilman se regodeara con la junta, ya la alcanzaría más tarde.
Nevando estaba y el panorama grisáceo daba a Ciudad Lucero un toque que Kayla percibió tristemente místico, las anchas calles, gárgolas al más estilo gótico se asomaban vigilando sobre los edificios. (Una secta antigua, un ritual, un juego de ajedrez y tres victimas que no sabemos que vínculo tienen a menos que…) Su rostro se iluminó mientras su móvil sonaba.
–Desapareciste.- Dijo Nilman
–Me aburren las juntas del departamento combinadas con tu narcisismo inminente.
–¿Estas con tu contacto?
–Voy en camino ¿me alcanzas?
–Seguro.
–Nilman, creo que lo tengo, se como vincular las victimas.
–Aunque ya nadie cree ensupersticiones.
–Tu menos, entonces también llegaste a donde mismo.
–Puede ser.
–Maldición Nilman, veras, las victimas están relacionadas, eran miembros activos de la secta.
–Eso querida, es muy interesante.
–Daremos con los integrantes y encontraremos al psicópata homicida.
–Querida.
–¿sí?
–Ten cuidado, voy en camino.
Kayla colgó y llegó al museo, era el atardecer, miró la estructura de seis pisos, lo abandonado de la región sur de la Ciudad. (Con este terrible frio nadie apetecería una visita al museo) Intentó de nuevo con el móvil y nada, la puerta principal no representó un problema para Kayla y la saboteó tan rápido que pareciómagia.
Al entrar se puso en alerta, subió los escalones con el arma en alto, un ligero olor a muerte invadía el oscuro museo, escuchó un ligero goteo en algún lugar, observó la enorme estatua con cuernos que vivía en el centro, era el Moisés de Miguel Ángel. Mientras ascendía los pisos, pinturas terroríficas le señalaban o la miraban, cubrió los últimos escalones y llegó a la planta alta, un sentimiento extraño la invadió al observar la escena, sombras bailaban al ritmo del fuego de la velas y su contacto, un anciano llamado Cristian, se encontraba desnudo tirado sobre la maldita estrella con la punta hacia abajo.
–Por todos los cielos.
Comprobó sin esperanzas el pulso, al parecer, tenía horas sumido en la oscuridad, alzó la vista y un mensaje en sangre leyó en voz baja y temblorosa:
Plata para la Luna.
Azufre para el Mercurio.
Cobre para Venus.
Oro para el Sol.
Hierro para Marte.
Estaño para Júpiter.
Faltaba la última línea por leer, pero observó que una nueva sombra bailaba con las otras, una más grande, un escalofrío peoral frío que invadía Ciudad Lucero le recorrió la espina dorsal. Al parecer la sombra levantaba un objeto, se dio la vuelta, escuchó el ruido estruendoso de un disparo y sintió un pinchazo en el pecho, percibió el helado suelo en su espalda, el Hombre que estaba entre las sombras pronunció la línea faltante.
Plomo para Saturno.
Kayla intentó pronunciar palabra, pero el pulmón perforado lo impidió, ya se ahogaba en su sangre, así que lo dijo para sí mismaen su mente. (Claro, la secta renació, las victimas eran miembros, fueron sacrificados para llevar a cabo un ritual y Nilman, Nilman es el maldito psicópata asesino que juega ajedrez con el demonio)
Nilman observó la agonía de su compañera. –Así es querida, se lo que piensas y tienes razón, adiós querida.-Antes de que Kayla levantara el arma, Nilman vació su revolver.
Tomó su celular, informó a la agencia de dos nuevos homicidios, abandonó el lugar, se quitó la chaqueta, el frío no le molestaba, le ayudaba con la sensación de fuego en su interior, subió a su sedán y se dirigió a aquel extraño lugar en Ciudad Lucero, se sentó frente a una mesa al aire libre y esperó la media noche mientras observaba el místico y antiguo ajedrez sobre la mesa, se le había rebelado como el ajedrez que juega la muerte y había estado en su familia por cientos de generaciones, su colega aparecía a las doce en punto, Nilman tomó asiento.
–Eres meticuloso querido.- Le dijo a Nilman, el cual sonrió y contestó.
–Me tomara unos días más asesinar a la Reyna y acorralar al Rey para entregártelo.
La figura de un hombre normal y bien vestido con un traje elegante asintió.
–Mi sirviente pasará a recoger las almas y así esta era quedara marcada, al cumplir tu cometido, obtendrás lo que pediste y una vezterminado el plazo, tu alma también me pertenecerá. Claro a menos que ganes esta partida de ajedrez.
–Que así sea, aunque para mi, ganar ya no tiene importancia.
El diablo sonrió.