I CONCURSO CIENCIA FICCIÓN, "LA FISURA EN EL ESPEJO" Relato número 38

Alzó la vista asustada. Sobre su cabeza vio una tenue luz que llegaba desde algún lugar

indeterminado. ¿Dónde estoy? Se preguntó.

 

Entonces recordó aquel insólito resplandor que la cegó, y la sensación de que le volaba
la cabeza, pero antes de eso ¿qué había?, tan sólo ese primer relámpago seguido de una
inquietante oscuridad; ¿y el pasado?, sabía que debía existir un pasado anterior a aquella
luz, ¿o no?.

Intentó levantarse. Nada, su cuerpo no daba respuesta. Trató de alcanzar el origen de la
luz, cada vez más tenue, sin conseguir ver su propia mano, ¿acaso estaba atada?, no, no
sentía la presión de nada que la aprisionara, aunque en realidad no sentía nada de nada,
todo su cuerpo parecía insensible.

Parpadeó... sí, podía parpadear y mover los ojos, pero su cuello no giraba en ninguna
dirección.

Intentó hablar, pero de su garganta no salió sonido alguno. ¿Qué estaba pasando?. ¿Era
una pesadilla?, deseó despertar, pero ¿dónde?, ¿cuál era su vida?, ¿tenía un nombre?.

Tal vez había muerto... pero no, era consciente de su propia existencia, aunque no de su
pasado. Quizás había perdido la memoria tras algún accidente, pero, ¿por qué no había
nadie? ¿Por otro lado quién debería de haber?, no recordaba ningún rostro.

La imagen de una cara emergió desde algún oscuro rincón de su cerebro. ¿De quién eran
aquellas facciones que acudían a su imaginación?.

La respuesta llegó a su mente como un impacto que la hizo sobresaltarse: aquel era su
propio semblante; pero en torno a aquella imagen de su mente no había nada más: ni un
entorno en el que situarla, ni otros rostros... nada.

Súbitamente todo se inundó de luz... Y lo que vio la dejó tan confusa como horrorizada:
Flotaba ingrávida en un habitáculo de paredes blancas, era imposible saber qué estaba
arriba y qué estaba abajo. Pronto llegó el dolor de cabeza, tan intenso que sentía pánico
con la simple idea de iniciar cualquier movimiento.

Después llegó aquel sonido, al principio casi inaudible, pero que poco a poco fue
creciendo hasta hacerse muy molesto, era como si una decena de insectos furiosos
zumbaran en cada uno de sus oídos.

Reparó en unas pequeñas perlas escarlatas que flotaban en el aire y, con cierta
dificultad, movió el brazo para alcanzarlas. Quedó horrorizada al comprobar que se
trataba de pequeñas gotas de sangre que flotaban ingrávidas. ¿A que clase de sueño
irreal o de pesadilla había ido a parar?

Se miró las manos y después examinó minuciosamente su propio cuerpo, no se trataba
de su propia sangre porque, al menos en principio, no parecía estar herida, pero por
alguna razón que desconocía estaba completamente desnuda.

¿Qué ha pasado?¿quién soy?

Una voz le sobresaltó:

– Aquí está

Se giró presa del pánico y lo que vio hizo que se le erizaran todos los pelos de su
cuerpo: unos seres humanoides, de aspecto metálico, la observaban con unos rostros
articulados e inexpresivos, en los que destacaban unas cuencas vacías tan profundas
como grotescas.

Uno de aquellos monstruos le apuntó con algo que apenas le cabía en la palma de la
mano.

Sin saber cómo, apareció en otro lugar, una habitación más pequeña, atada a una mesa
de operaciones. Cuando trató de incorporarse su cuerpo no respondió. Reparó en que
dos de aquellos siniestros seres parecían observarla.
– Ya está activada – dijo uno de ellos
– ¿Cómo ha podido escapar? – preguntó el otro – Dandra, se supone que esto era cosa
tuya, si no averiguamos cual es el fallo la misión será un fracaso.
Entonces Dandra, así parecía llamarse uno de aquellos entes, la miró:
– SHF124, ¿eres capaz de hablar?

¿Por qué le llamaba así?, no sabía porqué pero le resultó ridículo, contestó:

– Sí, pero no puedo moverme

– Lo sé, dime todo lo que recuerdas de ti misma.

SHF124 la miró confusa

– Deja que me mueva

Dandra pareció vacilar, pero a continuación respondió con rotundidad:

– No

Cuando esta se desplazó a buscar algo SHF124 tuvo una visión más amplia del lugar en
el que se encontraba, pudo ver grandes paneles cubiertos de máquinas y curiosos
aparatos, pero sobre todo lo que le llamó más la atención fue la panorámica que ofrecía
un enorme ventanal que cubría gran parte de una de las paredes y que le permitió
contemplar un espectáculo tan fascinante como turbador: En un inconmensurable
espacio cuajado de estrellas parecía flotar un descomunal mundo gaseoso que llenaba
más de la mitad de aquella vasta perspectiva.

Los recuerdos empezaron a brotar de su mente como de un manantial sobrecargado por
un diluvio... su nombre no era SHF124, como la había llamado aquel ser, sino Dandra
Meinyu.

Ella y otros tres ingenieros formaban la tripulación de la astronave Prati-bheda, habían
partido hacia las inmediaciones de Calisto en una misión especial, que consistía en
explorar un insólito objeto que habían detectado varias sondas no tripuladas y del que
habían enviado escasa información antes de desaparecer para siempre. Pero aquellos
pocos datos habían sino suficientes como para que llegaran a la conclusión de que se
trataba de una especie de agujero de gusano, lo bastante grande como para que un ser
humano pasara por él, y que por razones completamente desconocidas se había abierto
en aquel punto del Sistema Solar.

Junto a los cuatro tripulantes de la misión viajaban tres robots que, una vez llegados a
destino, debían de encargarse de explorar el citado objeto. Eran los artilugios más

sofisticados jamás fabricados, con una inteligencia artificial igual o superior a la de un
ser humano adulto.

Todo fue bien hasta que estuvieron próximos a Júpiter, fue entonces cuando las
máquinas enloquecieron y, después de una escaramuza, la nave se convirtió en el
escenario de un macabro juego del ratón y el gato al que sólo sobrevivieron Dandra y
dos de aquellos infernales aparatos, que en un alarde de inexplicable demencia habían
usurpado los nombres y el rol de sus compañeros de viaje humanos.

Dandra quedó paralizada por el terror cuando su mente volvió a la realidad del
momento y vio a aquel grotesco ser manipulando algún tipo de instrumento a escasos
centímetros de ella.

– ¿Qué vas a hacer? – preguntó aterrorizada

– Hacerte las modificaciones necesarias para que cumplas tu misión

– No puedes modificarme, soy un ser humano, me llamo Dandra, no SHF124, ese es tu
nombre, no el mío... y te ordeno que me liberes.

– Voy a tener que borrarte la memoria para que vuelvas a ser funcional, – dijo aquel ser
de forma inexpresiva – la misión es más importante de lo que crees, no podemos
abortarla a pesar vuestra. La razón por la que no te hemos destruido es porque eres la
única que puede acercarse a esa fisura, sea lo que sea.

– Pero esa es vuestra misión, no la mía, ¡os habéis vuelto completamente locos, habéis
matado a tres seres humanos!

El otro robot entró en la estancia portando lo que parecían ser nuevos instrumentos y
piezas de algún tipo. Todo se desvaneció con el estruendo de una alarma que parecía
proceder de todas partes...

El sonido del despertador, normalmente desagradable, le pareció una liberación
cuando le devolvió de nuevo a la realidad. Alicia abrió los ojos pesadamente y se
incorporó sentándose en la cama, apenas le quedaba un vago recuerdo de lo que
acababa de soñar y no había tiempo para detenerse a pensar en ello.

Caminó pesadamente hasta el cuarto de baño, abrió el grifo y arrojó agua fría en su
entumecida cara. Cuando alzó la vista casi cae hacia atrás por la impresión que se
llevó al ver lo que le mostraba el espejo, por un momento vio a una desconocida a la
que recordaba remotamente, era el semblante que había creído tener durante la
neblinosa pesadilla de aquella noche. Pero sólo duró un corto instante, después
reconoció el familiar rostro que llevaba viendo en los espejos toda su vida.

– Aún no me he despertado del todo – se dijo a sí misma

Después de darse una ducha y prepararse para salir, se sentó mientras sorbía un café
caliente. Miró el reloj y encendió la televisión. Un reportero hablaba mientras en
segundo plano podían distinguirse lo que parecían los humeantes restos de algún tipo
de máquina desconocida y destrozada, la escena tenía lugar en un entorno similar a
algún bosque o gran parque.

– ... Lo que parece ser un satélite artificial, en lo que va de semana es el segundo que
se estrella, por fortuna en zonas despobladas, sin embargo nadie se hace responsable,
los dos objetos son desconocidos y ningún gobierno ha reclamado hasta el momento la
propiedad de ambos.

– ¿Qué hay de los rumores que corren sobre que dichos artefactos poseen una
tecnología muy superior a la conocida? – preguntaba al reportero el presentador del
informativo.

– Se cree que algún gobierno ha estado haciendo pruebas y no lo quiere admitir,
incluso hay quien habla de visitantes de otros mundos, pero los artefactos no estaban
tripulados...

Miró el reloj antes de apagar la televisión y salir a toda prisa. Debía tomar dos
autobuses para llegar hasta la cafetería en la que trabajaba desde hacía unos meses.
Su vida había cambiado dramáticamente en los último dos años, entonces tenía un
prometedor trabajo en una gran empresa y las cosas iban muy bien. Por aquella época
había iniciado una vida en común con Teo, al que había amado intensamente. Pero
todo se torció cuando a este le diagnosticaron un cáncer de páncreas que acabó con él
después de varios meses de lucha. Después de la muerte de Teo Alicia cayó en una
profunda depresión y se vio arrastrada a un aislamiento casi total que finalmente la
llevó a perder su antiguo trabajo.

– ¿Estás bien, Ali? – preguntó Vera, una de sus compañeras de trabajo, haciéndola
salir de su trance – Tienes mala cara

– He pasado una mala noche, pero estoy bien

Una hora después Alicia entró al servicio y volvió a mojarse la cara, cuando se miró al
espejo volvió a ver el rostro de aquella desconocida.

“Estoy perdiendo la cabeza”, se dijo a sí misma, y huyó de aquel lugar. Sus
compañeros contemplaron atónitos como salía corriendo a la calle sin mediar palabra
y con el rostro desencajado con una insólita mueca de locura.

Cuando despertó se encontró encerrada en una estancia completamente vacía, mientras
flotaba en la más absoluta ingravidez trató de encajar de nuevo en la realidad. Miró
hacia lo que parecía ser una escotilla y, sin saber cómo, voló hacia el lugar. Entonces
reparó en su cuerpo y se sintió horrorizada cuando vio que sus piernas habían sido
sustituidas por propulsores que se activaban con su pensamiento y su mano derecha y
parte de su antebrazo por un apéndice robótico, que enseguida reconoció como uno de
los que debían haber servido a aquellas máquinas para tomar distintas mediciones
durante lo que debería haber sido el desempeño de su misión.

Luchó desesperadamente por abrir la escotilla, hasta que la desesperación y el
desasosiego le hicieron caer en un inexplicable sopor.

– Hemos llegado – dijo el taxista sacándola repentinamente de aquella pesadilla
Mientras subía a su pequeño piso no podía evitar pensar acerca de lo que le estaba
pasando, no quería volver a visitar a psiquiatras ni a psicólogos, pero ya no le cabía
duda de que algo fallaba en su cabeza.

Cuando entró se dirigió hacia la cama. Por un lado se sentía muy cansada, pero por
otro le inquietaba la idea de dormirse de nuevo, no le agradaba tener que volver a
lidiar con aquellas grotescas pesadillas. Apenas tenía un vago recuerdo de lo que

había soñado, pero se había despertado en el taxi con la espeluznante impresión de que
algo muy malo le había sucedido.

El teléfono sonó, sacándola súbitamente de sus pensamientos. Mecánicamente lo
descolgó.

– ¿Ali? – era Vera

– Sí

– ¿Estás bien?¿qué te ha pasado?

– Me he puesto muy enferma, creo que he cogido una gripe

– Félix está que trina, te has ido sin decir nada y de una forma que has asustado a
algunos clientes, yo te he defendido como he podido, pero creo que si no hablas con él
te vas a quedar sin trabajo.

– Ya lo haré, ahora quiero descansar

– ¿Necesitas algo?

– No, gracias

– Bueno, ya te llamo luego para ver cómo vas, chao

– Adiós

Alicia soltó el teléfono y se dejó caer de nuevo sobre la cama. Mientras miraba la
lámpara que colgaba del techo sus ojos comenzaron a cerrarse de forma casi
imperceptible para ella.

La escotilla se abrió con un seco chasquido, y acto seguido los dos robots entraron y se
acercaron a Dandra.

– ¿Está reparada?

– El borrado de memoria debería haber funcionado, creo que con algunos ajustes pronto
estará lista para su cometido
 

Súbitamente Dandra agarró al que había hablado primero, que trató de apuntarle de
nuevo con aquel pequeño instrumento con el que en otras ocasiones la había dejado
inconsciente. Pero esta vez ella fue lo bastante rápida como para impedírselo y,
utilizando el brazo que le habían implantado, golpearlo repetidamente hasta dejarle la
cabeza medio desfigurada. El robot cayó al suelo haciendo movimientos espasmódicos
y emitiendo unos chocantes sonidos.

La otra máquina huyó y trató de cerrar la escotilla, pero Dandra voló hacia ella
golpeándola con tal fuerza que, en parte debido al impacto y en parte a la ausencia de
gravedad, hizo que el robot fuera lanzado violentamente contra la pared contraria.

– ¿Qué le habéis hecho a mi cuerpo? – gritó

Se acercó a su maltrecho rival y lo agarró furiosamente con la intención de volver a
golpearlo, pero algo le hizo dudar...

Aquellas pequeñas esferas purpúreas que flotaban por todas partes le hicieron pensar
que estaba herida, pero parecían proceder de sus adversarios... aunque eso era
imposible, aquellos seres eran de metal, no podían... no deberían sangrar.

– No le hemos hecho nada a tu cuerpo, mírame, soy yo la que sangro

Dandra miró hacia donde un instante antes había visto un robot y quedó petrificada al
ver una imagen de sí misma que, aunque algo malherida, parecía estar entera. Observó
con angustia que su propio cuerpo era un ingenio mecánico similar al de los robots a los
que creía haberse enfrentado hacía tan sólo un instante.

– No es posible – dijo – mi nombre es Dandra Meinyu, nací hace veintiocho años, tengo
padres y un hermano, soy humana.

– Eres SHF124, fuiste fabricado hace dos años, en tu memoria, entre otras cosas, están
las biografías de tus compañeros de misión, incluida la mía, que por lo visto has
asimilado como propia. Mírame... yo soy la verdadera Dandra, estoy hecha de carne y
hueso.

– Es imposible, estoy viva, ¡no soy una máquina! – hizo una pausa de varios largos
segundos – No puedo entender nada.

– Imagino la confusión que debe de haber ahora en tu interior. Sin embargo, todo esto
está relacionado con la misión. – dijo la Dandra verdadera – Si me ayudas a sobrevivir
yo te daré una respuesta, es muy importante que descubramos qué es esa maldita fisura.
Unos golpes secos la devolvieron a la realidad, alguien llevaba varios minutos
llamando a la puerta, lo cual parecía haber dado más realismo a los últimos momentos
de su ensueño, pero sólo era una impresión, ya que seguía sin poder recordar lo que
había soñado. Alicia se levantó y se dirigió fatigadamente hacia la puerta, una voz
familiar decía desde el otro lado:

– Alicia, ¿estás ahí?

– Hola mamá – dijo después de abrir

– Me ha llamado tu amiga Vera, dice que te has marchado del trabajo de una forma
muy rara y estaba preocupada por ti

– Estoy bien, – dijo Alicia caminando hacia la salita mientras su madre la seguía – lo
que pasa es que he pasado una mala noche y necesito dormir.

– Soy tu madre, te conozco mejor que nadie y por la cara que tienes veo que algo te
pasa... sabes que puedes contarme lo que sea.

Alicia vaciló unos instantes, después dijo:

– Cada vez que me duermo no paro de tener pesadillas

– ¿Qué clase de pesadillas?

– Apenas las recuerdo, sólo algunos rostros borrosos y sensaciones desagradables,
pero lo peor no es eso... cuando me miro al espejo veo a la persona que creo que soy en
esas pesadillas, y la veo tan claro como te estoy viendo a ti ahora mismo.

– ¿Desde cuando te pasa eso?

– Desde esta mañana

– No creo que tenga importancia, pero deberías de volver al psicólogo, lo has pasado
mal en el último año y...

– No quiero volver oír hablar de psicólogos, sólo necesito dormir un poco... sin soñar,
estos sueños me agotan mucho, no me dejan descansar cuando duermo.

Después de unos segundos su madre dijo:

– ¿Has comido algo?

– Me tomé un café esta mañana

– No puedes seguir así, te prepararé algo

– No tengo hambre

– Ya no eres una niña, deberías saber que si sigues por este camino vas a enfermar
– Muy bien, comeré algo, pero hazme un favor, tráeme algún somnífero fuerte, algo que
me haga dormir profundamente... sin sueños.

– De acuerdo, saldré a comprar algo que te ayude a dormir, pero no voy a dejar que te
lo tomes hasta que te prepare algo y comas – dicho esto se levantó

– Coge las llaves que están en el recibidor, no sé si aguantaré despierta… por si no te
oigo llamar.

Cuando se quedó sola se tumbó en el sofá y encendió la televisión, cambió de canal
hasta que se detuvo en uno en el que daban una insólita noticia, en alguna gran ciudad,
en lo que parecía ser una larga avenida, podía verse desde una vista aérea un cráter
que partía la calle en dos. El caos era patente, bomberos, policía y multitud de curiosos
se agrupaban alrededor de la zona.

– ... Todo parece indicar que se trata de algún artefacto artificial que ha perdido el
control, hubo numerosos testigos, y varios tuvieron tiempo de grabar lo ocurrido con
sus teléfonos. Les ofrecemos unas de estas grabaciones.

Las imágenes que a continuación aparecieron mostraban como una especie de objeto
metálico semiincandescente bajaba desde el cielo con dificultad, chocando con un
edificio y destrozando parte de este en su camino, cuando le quedaban escasos metros
para llegar al suelo le brotaron unas patas que por un instante le confirieron un
aspecto de araña en llamas, pero apenas un segundo después de posarse estallaba,
convirtiéndose en una esfera de fuego que crecía devastándolo todo a varios metros a
la redonda.

– De momento sólo se habla de daños materiales y de varios heridos, se desconoce si
había alguien dentro de la zona incinerada...

SHF124 ayudó a Dandra a llegar hasta la enfermería, donde le desinfectó y vendó las
heridas.

– ¿Qué tiene que ver el agujero con lo que me está pasando? – preguntó SHF124

– En realidad no es un agujero de gusano, al menos no del tipo que conciben nuestras
teorías, más bien es como un desgarro en el multiverso. Al principio pensamos que se
trataba de algún tipo de túnel abierto por alguna civilización, desde algún remoto rincón
del espacio o del tiempo, de este o de otro universo, tal vez incluso alguna forma de
máquina del tiempo creada desde el futuro de nuestra propia civilización. Pero lo que
los instrumentos captaron fue algo completamente diferente, algo que parece ir mucho
más allá de la pequeña parcela de la realidad que creemos conocer, que roza la última
frontera del conocimiento que de momento ha escapado a todo intento de explicación.
» Me estoy refiriendo a la conciencia, hasta hace poco se ha buscado sin resultado una
explicación para la existencia de esta, se especuló durante un tiempo con la existencia
de un campo de partículas que envolvía toda la realidad y que bajo determinadas
circunstancias interaccionaba con la materia, cuando esta alcanzaba cierta complejidad,
generando la conciencia. Pero jamás se encontró rastro alguno de estas partículas a
pesar de todos los intentos por detectarlas. Pues bien, ese agujero las emite con tal
intensidad que no sólo hemos podido detectarlas desde la Tierra, sino que de alguna
manera han interaccionado con las redes neuronales artificiales más complejas
dotándolas de conciencia.

– ¿Me estás diciendo que ese agujero es el causante de que yo esté viva?... ¿Y por qué
creo que soy tú?

– Supongo que habéis sufrido algún tipo de enfermedad mental, vuestra complejidad
mental, aunque basada en neuronas artificiales, no tiene nada que envidiar a la de un
cerebro orgánico. Al tomar conciencia de lo que sois habéis enloquecido y por alguna
extraña razón habéis asimilado nuestra biografía y habéis intentado suplantarnos
alegando que los que nos habíamos rebelado y suplantado la identidad de seres humanos
éramos nosotros. Ahora, después de esta absurda lucha que nos habéis obligado a
sostener. Tú y yo somos las únicas supervivientes, y creo que es más razonable que nos
ayudemos mutuamente, para averiguar que se esconde detrás de esto, en lugar de
destruirnos.

– Deduzco que la razón que tienes para estudiar el agujero con tanta urgencia es buscar
una forma de cerrarlo de alguna manera para evitar que las inteligencias artificiales
sigan haciéndose conscientes. Supongo que pensáis que eso pone en peligro vuestra
supervivencia como especie.

– No sólo eso, las implicaciones de esto son tan profundas que no podemos ni llegar a
imaginarlo. Si las hipótesis que se barajan llegan a ser ciertas resultaría, no es que el
campo de conciencia englobe todo el multiverso como pensábamos en un principio, sino
que en realidad la conciencia sería lo único que existe, el único nexo que mantendría la
existencia sin que esta se desmoronase en una inconcebible nada.

– Eso no tiene sentido

– Reflexiona un momento sobre esto, toda nuestra ciencia física se basa en modelos que
son funcionales en determinadas parcelas de la realidad: el modelo clásico que explica
el mundo en que nos movemos queda invalidado tanto a niveles cosmológicos, como a
niveles cuánticos, donde la materia es un inmenso vacío, las partículas pueden estar en
varios sitios al mismo tiempo e incluso moverse hacia el pasado, donde fenómenos
como la superposición cuántica o el entrelazamiento cuántico nos sugieren la irrealidad
de nuestra concepción del espacio, todo nuestro sentido común queda invalidado
cuando tratamos de comprender estos niveles.

» Pero, ¿qué pasaría si todo estos modelos sólo fueran reglas establecidas de forma
inconsciente por los observadores conscientes?¿y si sólo existiera la conciencia?. Podría
ser que estas reglas sean lo que percibimos como leyes naturales, establecidas en una
especie de sueño común. Imagínate que cada conciencia viviera sus propias realidades,
muchas de las cuales veríamos cuando soñamos, incluso con leyes físicas diferentes. La
única diferencia entre el sueño y la vigilia es que pensamos que está última es una
realidad concensuada por todos, o al menos por los que creen estar cuerdos, pero ¿y si
un día todos empezáramos a soñar lo mismo?¿cual sería la diferencia?¿podríamos
distinguir la realidad?

– He tenido sueños, pero son algo vaporoso, difuso

– Y mientras soñamos normalmente nuestra vida de vigilia ni siquiera existe para
nosotros, los sueños no son algo vaporoso y difuso, sólo es la forma en que los
recordamos, la mayoría de las veces ni siquiera somos capaces de hacerlo. Puede que
durante los sueños nuestra conciencia alcance consenso con conciencias que no están en
lo que creemos ahora el mundo de vigilia, que vivamos sin saberlo muchas existencias a
la vez y que el morir sólo sea perder este consenso con determinadas conciencias. Cada
universo sería como una “red” de conciencias conectadas entre sí, sin existencia real, en
realidad palabras como “existencia”, “realidad”, “espacio” o “tiempo” sólo serían
convencionalismos, que tendrían un sentido u otro según las normas establecidas en
cada “red”.

– ¿Y qué se supone que encontraré si atravieso ese agujero?

– Nada está claro, si lo que te he contado es algo más que una especulación, puede que
desaparezcas de esta realidad para siempre y despiertes en alguno de tus sueños
creyendo que el sueño fue esto, y entonces, si llegas a recordarme, para ti sólo habré
sido una sombra de tu subconsciente… o puede que acabes conectando dos realidades
completamente diferentes, fusionando las normas de ambas y alterando completamente
lo que creemos que son las leyes naturales.

– ¿Y si todo esto sólo es una especulación y no sabemos nada de nada de esa fisura?

– Tal vez acabes en otra parte del universo, en otro universo, en otro tiempo… o seas
destruida sin más

– No es una perspectiva muy halagüeña, podría negarme, porque creo que no quiero
morir

– Las sondas no tripuladas han desaparecido sin dejar rastro, pero sus inteligencias
artificiales eran equivalentes a las de un insecto. Vosotros fuisteis construidos para que
actuarais de manera inteligente, claro que entonces nadie pensó en que ibais a estar
dotados de conciencia, esto ha sido un terrible contratiempo. Comprendo que no desees
entrar…

– No… lo haré. A pesar del peligro que entraña, comprendo que ese es mi cometido.
Alicia se incorporó pesadamente y se sentó en el sofá, cuando caminó hacia el baño,
perdió el equilibrio y casi cae de no ser porque se apoyó torpemente en la pared. Todo
daba vueltas a su alrededor y sentía como si su estómago quisiera salirle por la boca.

No pudo evitar expulsar una bocanada de vómito sanguinolento antes de desplomarse
inconsciente.

Despertó volando por el vacío en dirección a la fisura, desde que partió de la Pratibheda,
la cual había quedado prudentemente alejada de esta, había transcurrido una
media hora de vuelo recto y monótono, parte de la cual había pasado durmiendo y
soñando con cosas que ahora era incapaz de recordar.

Admiró maravillada el espectáculo que le ofrecían las de millones de estrellas cuya
intensa luminosidad y estático brillo le recordaban que se encontraba en medio de
ninguna parte. Un solo fallo en sus propulsores y se convertiría en un satélite de Calisto
o de Júpiter hasta los últimos días del Sistema Solar, pero procuró apartar estos
pensamientos de su mente por inútiles y se concentró en el espectáculo que le ofrecía su
inusual posición. A un lado se veía el colorido disco de Júpiter, en cuyas cercanías o
más allá de este, como pequeños puntos luminosos creyó distinguir a Ganímedes, Ío,
Adrastea, Metis y Tebe. Algo más alejado, destacando sobre el aparentemente estático
canal de luz de la vía láctea, resaltaba como un punto muy brillante lo que parecía ser
Europa. A su otro lado podía distinguir a Calisto como un enorme mundo pardo
salpicado de manchas blanquecinas, estaba a una distancia tal que tanto este como
Júpiter aparentaban tener el mismo tamaño. El Sol, notablemente empequeñecido en
comparación a como normalmente se podía ver desde la Tierra, quedaba a sus espaldas.
Cuando quedaban pocos kilómetros para llegar distinguió una fuerte luz en el lugar
donde se suponía que debía estar la fisura, esto le parecía bastante chocante, puesto que
según los datos que tenía esta no emitía luz ni ningún otro tipo de radiación
electromagnética.
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Conforme se acercaba vislumbró que aquella luz procedía de lo que parecía un disco
solar, ¿era posible que aquello conectara con otro sistema planetario en otro punto del
cosmos o incluso en otro universo?

Aún más extraño resultó ser lo que alcanzó a ver cuando estaba a unos veinte metros,
alguien o algo se acercaba desde el otro lado. Cuando casi había llegado pudo ver que se
trataba de una máquina, entonces comprendió que el agujero estaba reflejando la luz,
que el disco solar que había estado viendo era la imagen del propio sol que quedaba a
sus espaldas y que la máquina que se acercaba desde el otro lado era su propio reflejo.
Era como estar frente a un espejo de unos cuatro metros de diámetro que flotaba en el
vacío interplanetario.

Cuando estaba tan cerca que podía tocarlo reparó con estupor en que su imagen había
experimentado un profundo cambio: ya no veía una máquina, sino a un ser humano, una
chica cuyo rostro era desconocido y muy familiar a la vez, pero ¿dónde había visto
aquel rostro?, súbitamente la respuesta llegó a su mente y sacudió todo su ser: era el
rostro que había visto en sus sueños durante los últimos días, un nombre resonó en su
mente cómo si alguien le hablara desde el interior “Alicia”.

Acercó su brazo robótico al espejo y lo tocó, sus sensores se volvieron locos por un
momento y, en apenas una millonésima de segundo, fue absorbida y desapareció.
A centenares de kilómetros de allí, Dandra, desde la Prati-bheda dejó de recibir la señal
de localización de SHF124. En principio pensó que se había perdido, como las demás
sondas. Pero las lecturas de los sensores le indicaron algo más: la fisura había
desaparecido sin dejar rastro o, por alguna razón desconocida, había cesado la masiva
emisión del misterioso campo de conciencia. Dandra miró hacia uno de los ventanales
que ofrecían una espectacular panorámica de las inmediaciones de Júpiter sin saber muy
bien que hacer y se dejó caer un tanto abatida, mientras flotaba sin rumbo por la cabina
de control.

Alicia fue encontrada por su madre completamente inconsciente, los servicios de
urgencias consiguieron estabilizarla, pero quedo en un estado de coma del que se
desconocían tanto las causas como el tiempo que podría durar. Lo cierto es que no
respondía a ningún estímulo externo y nadie, absolutamente nadie sabía si en su
interior quedaba algún tipo de conciencia o, si la había, que estaba pasando en su
interior....

Su mente se hizo consciente de todos sus sueños... sus existencias, al margen de las
reglas del cosmos, del espacio y del tiempo. Se encontraba más allá de toda
comprensión, desconectada de las demás conciencias, había perdido con estas el común
consenso al que llamaban realidad, a la cual ya no pertenecía.

Allí no existían ni el espacio ni el tiempo, hasta que, al tratar de imaginar dónde había
ido a parar, pensó en un vacío negro e infinito... y allí estaba. No sabía cómo, pero de su
mente habían surgido un espacio y un tiempo, absolutamente vacíos de momento, pero
perfectos como lienzo de su imaginación... entonces recordó lo que le había dicho
Dandra y supo que aquella nueva realidad no tenía límites para ella, allí era el único
ente consciente, y ahora crearía sus propias reglas, reglas que impulsarían la evolución
de sus propios mundos.

Se concentró en un punto y lo hizo estallar haciendo que todo el vacío se llenara de
energía… y la luz lo inundó todo.

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