Me lo he leído en dos sentadas —bueno, sentadas, tumbadas y también de pie— no podía dejar de leer, me ha parecido tan interesante, esperanzador y sobre todo tan coincidente con mis concepciones políticas y sociales que realmente me ha encantado. La primera parte del libro es soberbia sobre todo en un sentido: Hace un uso profuso de la econometría y la estadística para demostrar algo que es un principio general en el mundo alternativo, y no es otra cosa que pensar que el crecimiento económico, no significa el aumento de la felicidad en las poblaciones. A partir de cierto nivel en el que las necesidades básicas están cubiertas, el aumento del PIB no es sinónimo de satisfacción en la población. Esto invalida la obsesión por el desarrollismo a toda costa. Pero con la originalidad de que los serios conspicuos economistas positivistas, no podrán argumentar ya que esto son tonterías de los perro-flautas ecologistas, se les combate con sus propias armas.
El resto del libro también recoge rigor y continuas referencias a publicaciones y datos respaldados por fuentes solventes, lo cual es de agradecer igualmente en una publicación que plantea temas tan controvertidos y a contracorriente como los que se tocan en esta obra.
Cualquiera que quiera enterarse de las principales corrientes de pensamiento que fluyen por el movimiento alternativo y ecologista, debería leerse el libro.
La segunda y tercera parte del libro —más ideológicas que la primera— constituyen una recopilación de informaciones bastante valiosas que retratan los indicios de un nuevo mundo que según los autores se está gestando en estos momentos.
La metáfora del barco, en el que se ejemplifica la dialéctica entre los que prefieren salvar el barco del naufragio y luego preocuparse del bienestar de los pasajeros, y los que quieren el bienestar a toda costa, con sus matices, me ha parecido sobresaliente y muy ejemplificador de lo que ocurre en la ecología política en estos momentos en España.
Estando de acuerdo con el contenido de la obra, echo en falta sin embargo, algunas referencias a nuevas corrientes que han ido surgiendo en los últimos años, como la defensa de los animales, y hacer más hincapié en la democracia participativa en todos sus aspectos, (presupuestos participativos, Participación de los trabajadores en la gestión empresarial, referendums, etc)
Y por último en los aspectos negativos, creo que le falta algo de definición en cuanto al papel del estado en ese cambio hacia una sociedad del decrecimiento. Los límites no están claros desde mi punto de vista. Aparentemente parece que al estado se le asigna un papel parecido a lo que sería una socialdemocracia, interviniendo y regulando el mercado, pero insisto que no acaba de quedar esta propuesta con nitidez. Por ejemplo en el surgimiento del cooperativismo, el trabajo de voluntariado en las ONGs, la relocalización de la economía, etc. Creo que habría que especificar más como podría intervenir el estado en estos factores, sin su impulso veo difícil su pronto desarrollo
El productivismo y el desarrollismo, estuvo bien en un momento histórico en el que había que romper con las hambrunas cíclicas que diezmaban a la población, y han supuesto un salto evolutivo importante para el ser humano, pero al final este capitalismo salvaje, ha terminado por alienar al hombre que vive obsesionado por consumir más, por dejar de vivir mejor, para tener más bienes.
La acumulación de capital no puede ser el becerro de oro que rija todos los actos de los hombres, sobre todo, no puede ser el principio que oriente los actos de los políticos —simples gestores del erario público que han renunciado a transformar la sociedad— porque dejarán de mirar por el bien común y se corromperán como es el caso de lo que está sucediendo actualmente. Es necesario una regeneración moral de la política.
El libro es un rayo de esperanza, para los que no han renunciado a creer en el futuro de la humanidad, y muestra los caminos y los grupos de personas que ya han iniciado ese cambio. Ese es uno de los aspectos más positivos de "Adios al crecimiento" abandona el catastrofismo tradicional de la crítica de la ecología política y motiva en sentido positivo, aporta soluciones que aunque pienso que se podrían desarrollar todavía más, son un aliciente estupendo a sumarse al cambio hacia una nueva concepción de la manera de vivir.
Opiniones
Me lo he leído en dos sentadas —bueno, sentadas, tumbadas y también de pie— no podía dejar de leer, me ha parecido tan interesante, esperanzador y sobre todo tan coincidente con mis concepciones políticas y sociales que realmente me ha encantado. La primera parte del libro es soberbia sobre todo en un sentido: Hace un uso profuso de la econometría y la estadística para demostrar algo que es un principio general en el mundo alternativo, y no es otra cosa que pensar que el crecimiento económico, no significa el aumento de la felicidad en las poblaciones. A partir de cierto nivel en el que las necesidades básicas están cubiertas, el aumento del PIB no es sinónimo de satisfacción en la población. Esto invalida la obsesión por el desarrollismo a toda costa. Pero con la originalidad de que los serios conspicuos economistas positivistas, no podrán argumentar ya que esto son tonterías de los perro-flautas ecologistas, se les combate con sus propias armas.
El resto del libro también recoge rigor y continuas referencias a publicaciones y datos respaldados por fuentes solventes, lo cual es de agradecer igualmente en una publicación que plantea temas tan controvertidos y a contracorriente como los que se tocan en esta obra.
Cualquiera que quiera enterarse de las principales corrientes de pensamiento que fluyen por el movimiento alternativo y ecologista, debería leerse el libro.
La segunda y tercera parte del libro —más ideológicas que la primera— constituyen una recopilación de informaciones bastante valiosas que retratan los indicios de un nuevo mundo que según los autores se está gestando en estos momentos.
La metáfora del barco, en el que se ejemplifica la dialéctica entre los que prefieren salvar el barco del naufragio y luego preocuparse del bienestar de los pasajeros, y los que quieren el bienestar a toda costa, con sus matices, me ha parecido sobresaliente y muy ejemplificador de lo que ocurre en la ecología política en estos momentos en España.
Estando de acuerdo con el contenido de la obra, echo en falta sin embargo, algunas referencias a nuevas corrientes que han ido surgiendo en los últimos años, como la defensa de los animales, y hacer más hincapié en la democracia participativa en todos sus aspectos, (presupuestos participativos, Participación de los trabajadores en la gestión empresarial, referendums, etc)
Y por último en los aspectos negativos, creo que le falta algo de definición en cuanto al papel del estado en ese cambio hacia una sociedad del decrecimiento. Los límites no están claros desde mi punto de vista. Aparentemente parece que al estado se le asigna un papel parecido a lo que sería una socialdemocracia, interviniendo y regulando el mercado, pero insisto que no acaba de quedar esta propuesta con nitidez. Por ejemplo en el surgimiento del cooperativismo, el trabajo de voluntariado en las ONGs, la relocalización de la economía, etc. Creo que habría que especificar más como podría intervenir el estado en estos factores, sin su impulso veo difícil su pronto desarrollo
El productivismo y el desarrollismo, estuvo bien en un momento histórico en el que había que romper con las hambrunas cíclicas que diezmaban a la población, y han supuesto un salto evolutivo importante para el ser humano, pero al final este capitalismo salvaje, ha terminado por alienar al hombre que vive obsesionado por consumir más, por dejar de vivir mejor, para tener más bienes.
La acumulación de capital no puede ser el becerro de oro que rija todos los actos de los hombres, sobre todo, no puede ser el principio que oriente los actos de los políticos —simples gestores del erario público que han renunciado a transformar la sociedad— porque dejarán de mirar por el bien común y se corromperán como es el caso de lo que está sucediendo actualmente. Es necesario una regeneración moral de la política.
El libro es un rayo de esperanza, para los que no han renunciado a creer en el futuro de la humanidad, y muestra los caminos y los grupos de personas que ya han iniciado ese cambio. Ese es uno de los aspectos más positivos de "Adios al crecimiento" abandona el catastrofismo tradicional de la crítica de la ecología política y motiva en sentido positivo, aporta soluciones que aunque pienso que se podrían desarrollar todavía más, son un aliciente estupendo a sumarse al cambio hacia una nueva concepción de la manera de vivir.
Mi enhorabuena a los autores.